Edad Media pelaya



La Edad Media en Huertapelayo se centra en la adopción por parte de la Iglesia de numerosos mitos y tradiciones celtas para crear una cultura popular para sus habitantes. 

LA LEYENDA DE LA SIRENA

Había una vez un noble hidalgo llamado Pelayo que huyendo de un caballero enemigo que quería deshacerse de él, llegó al Pozo de la Vega y allí guardó todas sus riquezas y lanzó un maleficio al escondrijo clamando que quien se atreviese a llegar hasta el tesoro caería sobre él o ella una terrible maldición. Su familia llegó poco después y a su hija le gustaba caminar por el campo y peinarse apoyada en aquel pozo, pues el agua le servía de espejo. Un día, sentada allí mientras acicalaba sus cabellos, apareció el hombre que quería la cabeza de su padre y la avistó, pero debido a la belleza de la doncella quedó prendado de ella. Quiso acercarse sigilosamente para sorprenderla, pero cuando le tocó la espalda para llamar su atención, ella se asustó y cayó dentro del pozo donde su padre había lanzado el maleficio, convirtiéndose en una sirena con la misión de proteger las alhajas que allí había conservadas. A partir de entonces se dice que se la puede ver peinándose al borde del Pozo de la Vega las noches del día de San Juan.

Esta leyenda hace clara referencia al mito de la Encantada que recuerda a las ninfas de la mitología clásica, el cual se repite en todas las zonas donde hubo influencia celta: Galicia, Asturias, Castilla, País Vasco... Es de vital importancia cómo se resaltan los elementos del relato:

El pozo
Simboliza el mundo subterráneo, la feminidad y el misterio, siendo un elemento en el cual se penetra y además es húmedo y fértil, haciendo referencia al vientre de la Madre Tierra, de la cual nacían los seres mitológicos, en este caso: la sirena. No sólo implica el momento del alumbramiento al mundo, sino que también representa el inframundo, siendo así una metáfora del tránsito de la vida a la muerte (cuando la doncella cae al pozo). Probablemente se escogiera este mito como una referencia a la resurrección de la tradición cristiana, pues Cristo es enterrado en una cueva y sale de ella convertido en un nuevo ser completamente divino, dejando atrás su forma más terrenal. 

El espejo
La doncella utiliza el reflejo del agua para mirarse mientras se peina. Es utilizado como un espejo, el cual representa el paso hacia otra dimensión en el folclore asociado con la magia, así como ocurre en la novela A través del espejo y lo que Alicia encontró allí de Lewis Carrol.

El peine
Objeto que es utilizado como atributo para elementos magníficos femeninos como las sirenas, pues el surco que éste realiza en el cabello recuerda a la cola de un pez y su esqueleto descarnado recuerda a un peine, por lo tanto es una reminiscencia al elemento de la muerte.

La noche de San Juan
Es la noche escogida para sustituir la fecha celta de Litha, que indica el solsticio de verano, fecha en la cual los espíritus mágicos vagaban libremente cuando se ponía el Sol por el sur. El solsticio está marcado como el 21 de junio, pero se trasladó al 24 del mismo mes para cristianizar la celebración.


LOS CASARICIOS Y MARÍA MAGDALENA

Después de un mito para la fundación de Huertapelayo encontramos el de la delimitación de su territorio, basado en la santificación de su patrona: María Magdalena.

Un año se celebraba una boda en otro pequeño núcleo urbano a escasos metros de Villaseco, se lo conoce como Los Casaricios por este hecho, el nombre concreto no se sabe. Según cuenta la leyenda, una víbora cayó al caldero donde se guisaba toda la comida envenenándola toda y así pereciendo todos los habitantes de ambas aldeas. Los pelayos y armalloneros decidieron repartirse el legado de los desaparecidos quedándose Armallones con la figura de Santa María Magdalena y Huertapelayo con las dos campanas. 

No tardó en hacerse el milagro, pues al día siguiente la imagen sagrada apareció a la orilla del arroyo que cruza el pueblo. Este hecho se sucedió unas cuantas veces ya que la llevaban de vuelta a Armallones, hasta que los habitantes de éste decidieron dejársela a los pelayos porque María Magdalena quería estar con sus dos campanas y la encontraban en la ribera bebiendo agua para descansar del supuesto viaje. Los armalloneros crearon así esta estrofa:

Magdalena bendita,
pimpollo de oro,
no merece Pelayo
tan buen tesoro.

Según el artículo de María Ángeles Roque en la revista especializada en folklore de la Fundación Joaquín Díaz, estos acontecimientos eran creados para crear un trato sagrado y civil regulados por las ermitas en los lugares despoblados. 

En estas leyendas reside el eco del tan remoto origen de la cultura celtibérica. Las matres, en este caso, son la relación con la santa. Las matres eran representadas en tríadas, así como la santa con sus dos campanas, siendo símbolos de la fecundidad humana. Esto nos hace recordar también a la triple diosa de la tradición wicca. La matre aparece como encarnación de la ley -en este caso: legitimación del territorio (y como la muerte: en este caso como acontecimiento que desencadena la leyenda)-. 

Esta tradición toma forma con el paso del tiempo hasta convertirse en las leyendas de las viejas donantes. Estos mitos explican que un pueblo celebra una boda y no invitan a una anciana por considerarla maligna. La mujer con rencor envenena las aguas o las fuentes que representan la vida segando así la vida de todo el pueblo. En estas historias se popularizó el uso de una salamanquesa como la causa del envenenamiento de las aguas, siendo éste un reptil considerado como alquímico en la tradición medieval y por sus connotaciones nigrománticas (resucitar a los muertos mediante magia negra). En Huertapelayo lo lógico es que se utilice a la víbora como reptil maligno, ya que es el más venenoso y es temido por su picadura en ocasiones mortal para niños, ancianos y mascotas.

Las matres también tienen relación con la diosa Diana en el sentido de hada nocturna tomando forma de divinidad encargada de los asuntos de fertilidad, la noche, la muerte y los espíritus, algo que en el pueblo de Huertapelayo está muy arraigado hasta bien entrado el siglo XX.

También se torna en costumbre en componer una copla para la figura sagrada requerida, así como supuestamente hicieron los armalloneros.

Estas leyendas son frecuentes en las historias de algunas vírgenes de Burgos, La Rioja y Soria, zonas que han tenido influencia celtibérica al ser habitadas por éstos. Lo curioso del caso de Huertapelayo es que la divinidad es una santa y no una virgen como es costumbre. Actualmente por algunos descubrimientos historiográficos se ha descubierto que María Magdalena también es símbolo de maternidad y fertilidad, además de no considerarse tan inmaculada con la Virgen María, identificándose más con este lado oscuro de las matres.

El estado actual de las reliquias de esta leyenda es el siguiente: en la Guerra Civil Española (1936 - 1939) todo lo de la iglesia parroquial fue quemado por una tropa del bando republicano capitaneada por un alto mando que posteriormente se cambió al bando sublevado. Sólo se salvó el retablo, un San Antonio y una de las campanas de esta leyenda con la cual se puede datar el origen de la imagen de la santa. María Magdalena fue decapitada y quemada. A la imagen se la sustituyó con otra nueva, pero resultó ser una virgen y el pueblo la anuló y la colocó en el retablo como la Virgen María. Se encargó hacer otra que resultó ser casi similar que la auténtica imagen, la cual es muy parecida a la María Magdalena del pueblo toledano de Villamuelas.

En la campana que queda se puede leer: 
Et berbvm caro factvm es / anom 1316 (o 1319) / Sancta Maria Magdalean” y “Ece crvcen Domini / Partes ad berse / vici leo / de trivm davidis

Viene a ser un escrito incompleto a caballo entre el latín y el castellano que viene de la frase: "Ecce crucem Domini, fugite partes adverse, vicit Leo de Tribu Juba, Radix David, Alleluya" que en castellano sería "Esta cruz del Señor, expulsa todo el mal. Vence el León de la tribu de Judá, raíz de David. Aleluya", siendo el león de Judá: Jesús. Por otro lado "Et berbvm caro factvm es" es la forma evolucionada hacia el castellano de "Et Verbum caro factum est" que significa "Y la Palabra se hizo carne/hombre".
Además se incorporó otra campana más pequeña en memoria de la antigua destruida que tiene planchado “Se fundió en Sigüenza por Francisco Colina y hermanos siendo cura párroco don Prudencio Taberner, alcalde don Ceferino Salmerón y año de 1923”. Esto demostraría que la segunda campana no fue destruida en la Guerra Civil Española como algunos creen, sino en alguna otra anterior, quizás en la Guerra de la Independencia Española, ya que su datación es anterior. 

Cabe destacar que en la actual frontera de Armallones y Huertapelayo se destaca una recta que pasa entre las ruinas de Villaseco -perteneciente al término municipal de Armallones- y entre las ruinas de Los Casaricios (perteneciente al territorio de Huertapelayo que es del término municipal de Zaorejas).

Procesión de los pelayos con la antigua imagen de María Magdalena
Fotografía de Salvador Herraiz Embid


EL TÍO LOBERO BAÑOS

También se habían adaptado algunas costumbres que trascendían desde el norte de la península Ibérica, como la historia del tío Lobero Baños, un lobo hechicero, o como bien conocemos hoy en día: un hombre lobo. 

Según cuenta la leyenda, en el pueblo se habían sucedido muertes violentas de mulas con heridas similares a las de un lobo o despeñadas y además se rumoreaba que uno de sus habitantes era el que se convertía en ese animal. Un día un matrimonio se fue a trabajar en el campo y cuando la esposa perdió de vista a su marido comenzó a buscarlo con la sorpresa de encontrarse momentos después con un lobo agresivo dirigiéndose hacia ella. Ésta corrió y encontró su única salvación subiéndose a un árbol, mas el can logró asestar una dentellada a su media o según cuentan otros a su sayo. Cuando la fiera se dio por vencida y abandonó el lugar, la mujer corrió espantada hacia el pueblo a refugiarse aterrada en su casa. Al llegar la hora de cenar vio que llegaba su marido, al cual había estado esperando para sentirse protegida, y cuando éste la calmó ella le preguntó que qué quería de cenar. El hombre con una sonrisa plasmada en su cara le dijo que no tenía hambre, que ya había comido. Fue entonces cuando la mujer se dio cuenta de que su marido tenía entre los dientes hilos del mismo color de su ropa y comprendió que el lobo era él. 

Se dice que esta historia es del siglo XIX, pero por relaciones culturales que veremos a continuación este dato queda desmitificado. Se decía que el tío Lobero Baños era Antonio Herraiz Portillo, casualmente uno de los tatarabuelos del autor de este libro. Para mayor información sobre esta persona, se conoce que murió ahogado en el río Tajo salvando a uno de sus hijos que había caído en él. Su cuerpo inerte fue encontrado a orillas de Valtablado del Río, donde fue enterrado. 

Según se informa en la revista de folklore de la Fundación Joaquín Díaz por José Antonio Alonso Ramos, los casos de hombre lobo se extienden por toda Europa, siendo comunes en Asturias, Galicia, Extremadura y Portugal dentro de la península Ibérica, lo que nos hace pensar que este tipo de mitos sobre el lobo hechicero vino a través de la cultura celta. Es famoso el caso del pueblo de Robledo de Corpes, en Guadalajara, lo que supone que bastante es el legado de los celtas que recae sobre esta provincia por alguna razón, como podría ser su repoblación durante la Reconquista con gentes del norte.


SANTIAGO Y EL PUENTE DE TAGÜENZA

Cabe destacar que la existencia cercana a esta aldea del Puente de Tagüenza – palabra que hace referencia al río Tajo – era un paso estratégico que comunicaba el Señorío de Molina con el del Ducado de Pastrana, puente que está consagrado a Santiago Apóstol.

En referencia al paso del apóstol Santiago por el Puente de Tagüenza, según se cuenta, durante la peregrinación de este discípulo de Cristo por tierras hispánicas se encontró con la dificultad de cruzar el río Tajo, por lo que tomó distancia para después avanzar rápidamente e impulsarse hacia la otra orilla sobre su caballo, con la mala suerte de que su montura resbaló y dio con un casco en la roca soltándose una herradura. Fue por este hecho que los habitantes decidieron construir allí este puente romano. 

Todo parece indicar que el origen sí es romano, pero el paso del santo por estas tierras podría ser un mito creado para santificar el propio puente que unía Huertapelayo con Huertahernando. Digo esto en pretérito porque el puente original fue volado durante la Guerra Civil en 1936 y vuelto a reconstruir por un solo Pelayo lo más parecido que pudo.


EL CALENDARIO CELTA

También el calendario al que estaba habituado el pueblo fue cristianizado, aunque esto pudo venir incluso de antes de que los primeros pobladores llegaran y lo trajeran ya asumido. Así relatamos la siguiente tradición que se sucedió cada año hasta principios del siglo XX: la víspera de Todos los Santos.

Por la mañana los mozos rondaban – en el sentido musical - por las calles para conseguir leña y así hacer una hoguera en la plaza del pueblo por la noche, lo que se identificaría con el “truco o trato” de la fiesta de Halloween y con la tradición del aguinaldo de los celtas (ALONSO RAMOS, 2010) de los que se hablará más adelante. Las mozas mientras tanto hacían gachas de miel para cenarlas con los muchachos esa misma noche. Alguno bloqueaba alguna cerradura que otra con ese alimento, en este caso haciendo el “truco” o “travesura” de esta tradición. Cuando anochecía la gente acudía a la plaza a pasar el rato mientras que a los mozos se les daba media arroba de vino para que estuvieran toda la gélida noche calientes con el fin de tocar por turnos la campana de la iglesia a toque de difunto. En el fuego se asaban truchas, patatas y el que podía algún lechón. Se ponían en las puertas de las casas y en los caminos calabazas a las que se les tallaba una calavera y se les introducía una vela, los más ancianos con el fin de ahuyentar los malos espíritus y guiar a sus ancestros, mientras que los jóvenes lo hacían con el fin de acongojar a los últimos pastores rezagados que acudían al pueblo al anochecer. A la mañana siguiente se encendía en la cocina-comedor de cada casa una vela por sus difuntos. Se celebra el 31 de octubre y el 1 de noviembre y está basada en la tradición celta del Samhain, la festividad más importante de estos, pues marcaba el final de la cosecha y el final del ciclo anual. En el caso de Huertapelayo la primera cosecha se realizaba la primera semana de septiembre, celebrando las fiestas de su patrona en ese período. La segunda y última cosecha acababa con el mes de octubre, celebrándose esta víspera.

Entrado el invierno llega la época de los aguinaldos, pero en Huertpelayo no se pedían únicamente en época navideña, sino que a cualquier forastero que pasaba le cantaban estos versos:

Caballero forastero que has llegado sin licencia a este lugar, 
somos mocitas de Cristo, limosna nos has de dar.
Con un céntimo que des es una corta limosna.
Se queda Dios satisfecho y allí tenemos su gloria.
Recordados por Juliana Salmerón Embid

El aguinaldo tiene origen en el período invernal celta y recibe su nombre en Francia que se desprende de la frase an gui de l’an neuf que significa “el muérdago de año nuevo” (MAGÁN, 1992: 171).

Siguiendo con la tradición musical y el calendario celta, en Huertapelayo también es resaltable la celebración de los mayos, festejados el 30 de abril y el 1 de mayo. Se trata de una tradición ancestral de la cultura celta en la que se celebraba el inicio del verano y la fecundidad y era conocida como Beltane. En la costumbre popular las mozas llevaban por la tarde a sus primos y simpatizantes un par de huevos vaciados y decorados, mientras que los mozos las correspondían haciéndole una ronda cantándole a los pies de su ventana en la calle. Otras mozas eran subastadas y las rondaban los que más habían apostado por ellas. Con el dinero recaudado de la subasta y las rondas, se compraba un cabrito y lo freía el señor de la posada. Por la noche se bebía vino y aguardiente y los mozos bailaban con sus mayas – que así se llama a la pareja de los mayos o los muchachos que las rondaban – toda la noche al son de la música del laúd, la guitarra y la bandurria, todo a son de jota. Al día siguiente, tras el baile, caza mayo llevaba un ramo de flores a su maya.

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