Los Fundadores



En el año 852 d.C. al límite del Condado de Castilla con el Reino de Pamplona, fueron traídos unos venerables varones procedentes del sur de Francia por el abad Pablo. Allí se asentaron y se fundaron las Huertas de San Martín, citadas en el Cartulario de San Millán. Estos tiempos fueron los del primer Conde de Castilla, Rodrigo, hijo de Ramiro I de Asturias y Paterna, su segunda esposa.

Al tiempo, los recién llegados a esta nueva tierra, fundaron el pueblo de Herrán y la ermita de San Martín de Herrán, pues ellos eran procedentes de un pueblo homónimo situado en sur del Reino de Francia Occidental, tras la división del Imperio Carolingio. Llegaron con una misión repobladora y militar.

La primera fotografía es la pequeña iglesia del pueblo de Herran.
La segunda fotografía muestran lápidas con el apellido Ferran, siendo que aún se mantiene la "F" que luego cambiaría a "H" como pasa en palabras como de "Fernando" a "Hernando".


Debido a su población limítrofe dentro del Reino de Castilla con el Reino de Navarra, los Herrán funcionaron como mercenarios de los nobles de ambas tierras, siendo enviados algunos de ellos por Sancho VII de Navarra a las islas Británicas como escolta de Juan I de Inglaterra, entre los años 1194 y 1210, pues era el hermano del ya fallecido Ricardo Corazón de León, marido de su hermana Berenguela de Navarra. Fue entonces cuando se les otorgó un escudo de armas en azur con una flor de lis y al sur de ésta una muralla. 

Durante su regreso desde Inglaterra, es muy posible que se encontrasen con la revuelta en Francia de la cruzada contra los cátaros, al hacer una parada en su pueblo de origen francés de Herrán, convirtiéndose éstos de alguna forma en apoyo de esta nueva versión herética del cristianismo. Quizá fue después de este acontecimiento que los Herrán comenzaron a rendirle culto a la figura de Santa María Magdalena. 

En el año 1231, estos caballeros que habían llegado desde Francia un par de décadas atras, fueron reclamados por el rey Fernando III de Castilla para que ayudasen al comandante Álvaro Pérez de Castro a conquistar la ciudad musulmana de Jerez. Este batallón de caballeros no tenía una persona la cual capitanease a los cincuenta hombres, por lo que lanzaron unos dados a suertes recayendo tal responsabilidad en el caballero Martín Herrán que, según el tratadista Francisco Lozano, era descendiente de los Príncipes de Beaudemón. Este caballero fue uno de los más eficaces durante la conquista, por lo que el Rey le compensó con numerosas mercedes. 

Según se cuenta, la batalla de Jerez de la Frontera se llevó a cabo en el año 1231. Fernando III, rey de entonces en León y Castilla, envió a su hijo Alfonso a conquistar los reinos de Córdoba y Sevilla tutelado por Álvaro Pérez de Castro "el Castellano" y por Gil Manrique -posiblemente de los Manrique de Molina-. El emir enemigo Ibn Hud se interpuso con su ejército en la ciudad de Sherish con superioridad numérica y desde una posición ventajosa. Gracias a Pérez de Castro el ejército castellanoleonés obtuvo la victoria a pesar de tantos inconvenientes Tras el triunfo cristiano sobre los musulmanes, los primeros atribuyeron su victoria al amparo del Apóstol Santiago, el cual se dice que fue visto portando un estandarte blanco y una espada combatiendo junto a "el Castellano". 

Hipotéticamente se podría ver que Martín Herrán fue compensado por Gil Manrique a causa de esta batalla con tierras, las cuales Castilla quería repoblar para reducir la influencia musulmana en los territorios conquistados del norte del sitio de Cuenca y al sur del río Tajo -entre muchas otras que se repartieron entre el resto de los soldados-. Otro de los honores fue que el que sería el rey Alfonso X de Castilla condecoró su blasón -creado por Sancho VII de Navarra- con una Cruz de Calatrava entre cuatro estrellas, dando finalmente al escudo que ha llegado hasta nuestros días. Esta cruz de la Orden de Calatrava era una de las que poseían los canónigos agustinos que llegaron con misión defensiva a orillas del Tajo.

Escudo de la familia Herrán
Escudo completo de los caballeros de Herrán.

Fue así como en honor a este capitán surgieron los apellidos "Martínez" y "Herrainz", "Herranz" o "Herraiz". La terminación "-z" o "-ez" en lengua vasca significa "de", haciendo referencia a "de Martín" y "de Herrán". 

Lo más probable es que el hijo o alguno de los hijos de Martín fuese enviado a repoblar la Tagüenza y es por ello la presencia del apellido "Martínez" en la zona, mientras que los que eran del pueblo de Herrán pero no descendientes de Martín, tomaron el apellido de "Herranz", que en el siglo XIX acabaría por convertirse en "Herraiz" según los registros de las partidas de bautismo de Huertapelayo donde se observa esta evolución. 

Tres "patriarcas" de los caballeros de Herrán acabaron llegando a las orillas del Tajo al oeste y sur de Buenafuente del Sistal -o del Císter-, utilizando las atalayas defensivas del alto de las montañas para construir las primeras casas. Éstos serían Fernando (Huertahernando), Sancho (Huertasancho, que actualmente es un lugar sin poblar dentro del término municipal de Zaorejas) y Pelayo (Huertapelayo). 

Del material rocoso de la atalaya del Monte Velasco se comenzaron a construir las primeras casas del pueblo. Llamaron barranco de los Navarros a la hendidura de donde nacía lo que hoy se conoce como el arroyo de la Vega, aunque actualmente el nacimiento de éste se considera que emana de El Cerro. Lo llamaron así porque los lugareños de los otros pueblos los apodaban "navarros" por ser conocidos por su servicio a Navarra y la cercanía de las Huertas de San Martín y de Herrán a este Reino. 

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